Esta palmera de hasta 15 metros de altura posee poblaciones considerables en Ocoa y Cocalan, aunque se usa como planta ornamental en Santiago. El problema con la recuperación de la palma chilena es que es de crecimiento muy lento, tanto así que puede demorar décadas en poder reproducirse.
Esta especie presenta hojas plumosas y un tronco liza y azulado cuando esta ya madura, aunque cuando es joven conserva las escamas de las hojas que ya se le han caído. Florece en racimos de flores unisexuales, aunque la planta en sí es hermafrodita o dioica, luego de ser polinizadas las flores femeninas desarrollan un fruto naranjo que se usa en confitería y que recubre una semilla grande muy dura que puede demorar hasta un año en germinar.
La Palma chilena es sin duda un monumento natural debido a su belleza y singularidad, y deberían hacerse mayores esfuerzos para recuperar la población original de esta planta, endémica de Chile, que nos brinda alimento y belleza.
foto de Benito Rosende
ejemplares jóvenes plantados en la Reservaa Río Clarillo (foto de Eitel Thielemann)
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