jueves, 26 de diciembre de 2013

Flora y Fauna extinta en Chile en tiempos históricos

A lo largo de la historia de nuestro planeta hubo cataclismos que causaron extinciones en masa de especies de animales y plantas. Se han contado 5 grandes extinciones. En la última de estas 5 extinciones desaparecieron gran parte de los Arcosaurios, una categoría taxonómica que incluía a dinosaurios, pterosaurios y reptiles marinos como el Mosasaurus, quedando las aves y  los cocodrilos. En la actualidad muchas veces se habla de la Sexta Extinción, pues estamos atravesando un período en el cuál muchas especies han desaparecido. Y muchas, si no todas, lo han echo directa o indirectamente por causa del hombre. Algunos de los ejemplos más nombrados son el del pájaro dodo (Raphus cucullatus) o el tigre de Tasmania (Thylacinus cynocephalus), aunque hay casos igual de dramáticos y menos conocidos como es el de la vaca marina de Steller (Hydrodamalis gigas), un pariente del manatí que alcanzaba hasta 10 metros de largo y que se extinguió por la caza excesiva o la rana incubadora gástrica (Rheobatrachus silus) un anfibio australiano que incubaba sus huevos ¡en su estómago!

Tigre de Tasmania, un marsupial predador muy parecido al lobo. Se extinguió en la primera mitad del siglo XX (foto de www.wikipedia.org)

Chile no ha sido la excepción, lamentablemente, y especies que antes se podían ver en nuestro territorio ya no están y no se volverán a ver nunca. La extinción es para siempre.

La Ranita de Darwin del norte (Rhinoderma rufum)

También llamada ranita vaquera o ranita chilena de Darwin, fue un pariente cercano de la Ranita de Darwin (R. darwinii) que habitaba en la zona central de Chile, desde la VI hasta la VIII Región, en Concepción, donde sus poblaciones se traslapaban con R. darwinii. De hábitos similares a su pariente: vivió en bosques y el macho cuidaba a las crías protegiendo a los huevos en su boca, así como a los renacuajos que nacían luego. Cuando era tiempo escupía a las jóvenes ranitas, aún con cola, a diferencia de su pariente que las escupía ya sin cola. Sus poblaciones eran fragmentadas aunque localmente abundantes. Por lo mismo se cree que las causas de su extinción fue la destrucción de su reducido hábitat y quizá el aumento de temperatura por el cambio climático o enfermedades como la chrytridiomicosis. Se han intentado encontrar poblaciones de esta especie desde hace años, incluso en Altos de Cantillana en la Región Metropolitana. Ninguno de estos intentos ha tenido éxito.


Sándalo de Juan Fernández (Santalum fernandezianum)

El sándalo de Juan Fernández fue un árbol endémico del archipiélago  homónimo, famoso por su gran diversidad de flora y especies endémicas. Existen aún otros sándalos pertenecientes al mismo Género Santalum sp. pero para el árbol exclusivo de Juan Fernández ya es demasiado tare: la explotación de su madera lo llevó a la extinción. Esta era muy aromática y por lo mismo se extraía de los bosques del archipiélago para exportarse a otros países como Perú. Incluso, una vez desaparecido se siguió extrayendo la madera semifósil que quedaba en las islas. Esta especie se extinguió en el siglo XIX cuándo se taló el último ejemplar, en Quebrada de Puerto Inglés, en el archipiélago.

Foto sacada del siguiente link: http://inezilla.blogspot.com/

El Sarapito boreal (Numenius borealis)

Se trata de un ave antaño abundante que en Chile se considera extinto pues hace mas de 50 años que fue el último registro. En otras partes del mundo, sin embargo aún no alcanza tal categoría al existir remotas posibilidades de encontrarse algunos especímenes. Esta especie nidificaba en América del Norte, tan al norte como Canadá y Alaska donde anidaba y llegaba en su migración hasta América del Sur. En Chile alcanzaba su distribución mas austral llegando a la isla de Chiloé. Se encontraba en praderas interiores y ocasionalmente en playas. La causa de su extinción fue la caza excesiva: se mataban cientos de ejemplares al día. El ornitólogo Edward Howe Forbush señala que las aves que hacían escala en sus migraciones eran abatidas. Solo tenían esperanza aquellas que hicieran el viaje de corrido.

Foto de www.avesdechile.cl

La Palma de Pascua (Paschalococos disperta)

Esta palmera extinta habitó exclusivamente en Rapa Nui. Desapareció antes de que el primer europeo llegara a la isla y se cree que la explotación de esta especie por parte de los rapa nui (habitantes de esta isla) fue lo que la llevó a la extinción. Por la evidencia fósil se piensa que fue una especie abundante: el suelo volcánico analizado por los científicos revela abundancia del polen de esta especie, así como los estos semifósiles de sus semillas. Incluso existen huecos en la lava con la forma de sus troncos. Por su polen y restos de semillas se piensa que fue un pariente de la palma chilena (Jubaea chilensis). Se han plantado palmas chilenas en la isla en un intento por recuperar la vegetación original.

Representación en jeroglificos de la palma de Pascua. estos símbolos pueden encontrarse en las tablas rongorongo, donde se muestra la escritura dela clase sacerdotal antigua de la isla (foto de www.wikipedia.org)


Tuco-tuco de la isla de la Isla Riesco (Ctenomys magellanicus dicki)

En este caso no es una especie la desaparecida, si no una subespecie. Esto quiere decir que es una población de una especie con características propias. La especie es el tuco tuco de Magallanes (C. magellanicus) y su subespecie extinta vivió exclusivamente en Isla Riesco en zonas de bosque y matorrales. Se piensa que las cusas de su extinción fue la introducción de ganado ovino (ovejas). Este, con su peso y sus duros cascos, habría pisoteado y destruido las galerías subterráneas donde vivía el tuco-tuco de Isla Riesco. La introducción de perros y gatos en su hábitat representaba una presión extra sobre la especie al depredarlos.
Estas mismas causas han reducido las poblaciones de otras subespecies de tuco-tucos de Magallanes.

Tuco-tuco de Magallanes, no perteneciente a la subespecie de Isla Riesco (foto sacada del siguiente link: http://www.jacobita.cl/naturaleza/alerta-roja-para-conservacion-de-peces-anfibios-y-mamiferos-en-chile )


El Resino hembra (Robinsonia berteroi)

Antaño presente en el archipiélago, fue un arbusto de hasta 4 metros de altura con hojas de hasta 20 cm de largo que se apreciaban en las puntas de las ramas, muy juntas unas de otra, por lo que las ramas jóvenes presentaban muchas cicatrices foliares. El último ejemplar, un macho, no podía cruzarse con sí mismo y se hicieron intentos de reproducirlo vegetativamente por estacas. Todos los intentos fueron infructuosos y finalmente el último ejemplar de Resino hembra murió, declarándose extinta la especie en mayo de 2004. Las causas de su extinción fue la competencia con plantas introducidas como la mora (Rubus sp.) y el maqui (Aristotelia chilensis), además de la depredación por parte de conejos y ratas introducidos en las islas.

foto de Patricio Novoa

Estos animales y plantas no se volverán a ver sobre la faz de la Tierra. La extinción de las especies, proceso natural que ha existido desde el inicio de la vida, se ha acelerado por causas humanas: la destrucción y fragmentación del hábitat, la contaminación ambiental y la caza y extracción de ejemplares silvestres son las principales causas. En Chile son muchas las especies en peligro de desaparecer. Afortunadamente existen iniciativas preocupadas por esto y que se encargan de buscar diferentes medidas para su conservación. Una especie que se salvó es el toromiro (Sophora toromiro), un árbol de Isla de Pascua que estuvo a punto de desaparecer pero se han logrado multiplicar por semillas y por reproducción vegetativa. Aún así está en peligro de extinción.

Toromiro (foto de www.wikipedia.org).

Dejo algunos ejemplos de especies en Peligro de Extinción en nuestro país:

Zorro de Darwin o Zorro azul (Lycalopex fulvipes)
Rana montana de Nahuelbuta (Telmatobufo bullocki)
Sapo hermoso (Telmatobufo venustus)
Sapo de Mehuín (Insuetophrynus acarpicos)
Chinchilla de cola corta (Chinchilla chinchilla)
Chinchilla de cola larga (Chinchilla lanigera)
Huemul (Hippocamelus bisulcus)
Taruca (Hippocamelus antisensis)
Chilenito (Eriosyce chilensis)
Belloto del sur (Beilschmiedia berteroana)
Avellanita (Avellanita bustillosii)

domingo, 8 de diciembre de 2013

Un vistazo a las relaciones de parasitismo en flora y fauna chilena

Para hablar acerca de las relaciones de parasitismo en especies chilenas primero debemos entender qué es el parasitismo y el concepto de Simbiosis.
La simbiosis es la interacción durante un tiempo prolongado entre organismos de diferentes especies. De esta manera, simbiosis engloba: comensalismo, mutualismo y parasitismo. El Comensalismo es una relación en la cuál uno de los organismos se beneficia del otro sin causarle daño, el ejemplo mas nombrado es el de la rémora con el tiburón, en donde la rémora se adhiere al vientre del tiburón para que este le de transporte y pueda alimentarse de sus sobras. En esta relación el tiburón no se ve afectado. El mutualismo es la interacción en la cuál ambos organismos de diferentes especies se ven beneficiados de su relación, como pasa en el caso de los líquenes, que son asociaciones entre un hongo y un alga, donde intercambian nutrientes que necesitan para sobrevivir.

Líquenes que se asemejan a las astas de un ciervo. Los líquenes pueden tener una gran variedad de formas y colores, siendo algunos foliosos (con forma de hoja), otros aplanados y pegados al sustrato y otros con estructuras llamativas (foto de Juan Pablo Salgado).

En el parasitismo uno de los organismos se beneficia a costa del bienestar de otro, diferente a una relación de depredador y presa, en la cuál la interacción entre los dos organismos no dura mucho tiempo. El organismo que se beneficia de esta relación se le llama parásito y el que se ve perjudicado se llama hospedero o huésped.
Existen parásitos tanto a nivel microscópico (organismos unicelulares), como macroscópico, para el caso de animales y plantas. Los parásitos obtienen no solo alimento de su huésped, existen parásitos que se aprovechan de otros organismos para poder reproducirse ya sea logrando que estos cuiden a sus crías o usando sus cuerpos como "guardería", de modo similar a lo que pasa en las películas de "Alien" en donde los humanos son infectados por el "xenomorfo" y se ría dentro de ellos un pequeño alien: lo mismo pasa en la naturaleza.
Debido a que las relaciones parásito-hospedador demoran muchas generaciones en forjarse, existe una "coevolución" en la cuál el hospedero desarrolla defensas para no verse parasitado, y el parásito afina sus métodos para sacar provecho del hospedero. Así también, muchas veces se da de que el parásito es víctima su vez de un parásito propio que lo perjudica. De esta manera e indirectamente, el segundo parásito depende del primer hospedero, pues este le da sustento al primer parásito.

En la parte superior de la foto se puede ver una pequeña mosca de la familia Phoridae, un parasitoide que busca colocar sus huevos en las hormigas, como este hormigón negro Camponotus morosus (foto de Bernardo Segura).

Las avispas, por ejemplo, han evolucionado en toda una gama de especies que tienen que parasitar para cumplir su ciclo de vida: colocan sus huevos en huéspedes vivos. Generalmente estos son otros insectos e invertebrados. Tal es el caso de la Subamilia de avispas Pepsinae cuyas hembras cazan arañas pollito y las paralizan con un veneno muy potente que no las mata. Las madres las entierran colocándoles un huevo que, al eclosionar, se alimentará de la tarántula aún viva. Estas relaciones se conocen como "parasitoides" pués están a medio camino entre el parasitismo y la depredación.

En este video se aprecia una avispa del Género Pepsis, presente en Chile, arrastrando a su presa. Desconozco si este video fue grabado en Chile.


Restos de lo que fue una cuncuna: solo quedan los capullos de las avispas que emergerán mas adelante, luego de que su madre le introdujera sus huevos a la cuncuna, e hiciera de alimento para las larvas en desarrollo. Luego estas larvas brotaron de su piel, lo que mata a la cuncuna, e hicieron su capullo (foto de Juan Pablo Salgado).

Los insectos también pueden parasitár a las plantas:

foto de Bernardo Segura

foto de www.wikipedia.org

Arriba: mosca del escupo (Rachiptera limbata). Abajo: agalla del romerillo (Baccharis linearis). La mosca coloca sus huevos en partes de la planta del romerillo, ésta reacciona produciéndo una malformación para encapsular a la larva de la mosca, que es precisamente lo que ella necesita. Esta agalla, con apariencia y consistencia similar a la plumavit, crea un refugio donde la larva se desarrolla hasta convertirse en adulto. En este ejemplo el hospedero es la planta y el parásito el insecto. Una gran variedad de insectos se reproducen de esta forma, incluyendo también muchas avispas: las hembras colocan sus huevos en una planta, dentro de esta, a veces ayudada por una estructura parecida a un aguijón, para introducir el huevo. La planta entonces encapsula al huevo generando una malformación llamada "agalla" y que hace las veces de "hogar" para la larva. Estos insectos son a veces huéspedes de sus propios parásitos: la hembra logra colocar sus huevos dentro de  la larva en el interior de la agalla y al eclosionar se alimentarán de esta y se desarrollarán en un lugar seguro.

Los hongos del Género Cyttaria como los digüeñes (C. espinosae) o el llao llao (C. harioti) son parásitos cuya técnica es similar a la de las larvas de la mosca del escupo. El hongo vivde en los troncos y ramas de los árboles del Género Nothofagus y generan agallas. El hongo solo es visible cuándo va a reproducirse y produce unas esferas comestibles que tradicionalmente se han usado como alimento por los pueblos indígenas del centro y sur de Chile.

Cyttaria sp. en el Parque Nacional Altos de Lircay (fotod e Maria Jose Hinojosa)

Incluso pequeñas plantas se aprovechan de los árboles para subsistir. Tal es el caso de los quintrales, una variedad de especies pertenecientes a la Familia Loranthaceae y que solo pueden crecer sobre otras plantas. Pueden ser hemiparásitas (viven de su hospedero pero también tienen hojas para hacer fotosíntesis) u holoparásitas (no realizan fotosíntesis, obtienen todos sus nutrientes de su hospedero). Los quintrales son: el quintral del coigüe (Desmaria mutabilis), quintral del quisco (Tristerix aphyllus), el quintral del espino (Ligaria cuneifolia) y dos especies llamadas quintral a secas (T. corymbosus  y T. verticillatus).

El quintral del quisco solo toma cactus como huéspedes. En la foto se aprecian las bayas blanquecinas, comestibles para el ser humano, las aves suelen ser quienes las coman y en sus excrementos saldrán las semillas limpias y listas para germinar, si caen en otro cactus (foto de Eitel Thielemann, sacada de la web www.chilebosque.cl) 

Por último quería mensionarles tres casos muy poco conocidos de parasitismo que se dan en nuestro país. El primero es el del el mirlo (Molothrus bonariensis), un ave común en gran parte del territorio nacional. Perteneciente a la Familia Icteridae, y al Género Molothrus el cuál se caracteriza por un rasgo particular: el parasitismo de puesta. Éste consiste en que un animal coloque sus huevos en un nido o madriguera de otro (que puede o no ser de la misma especie), para que éste cuide de sus crías. Así, el mirlo hembra coloca sus huevos en los nidos de otras aves como la diuca (Diuca diuca) o el chincol (Zonotrichia capensis). Sus víctimas criarán al impostor pensando que es propio, a pesar de las diferencias físicas entre ambas especies. Muchas aves al nacer y abrir los ojos por primera vez realizan la "impronta", que es asumirse a sí mismo como miembro de la especie que la está cuidando. Así, si un ser humano cría  a una grulla desde polluelo, esta crecerá pensando que es un ser humano (ejemplo real). Esto no pasa con los mirlos, que se identifican bien como tales y forman bandadas pequeñas con otros de su especie.

Mirlo macho (identificado por su plumaje oscuro) siendo alimentado por un chincol, su padre sustituto (foto de www.wikipedia.org)

En este caso el mirlo es una hembra, por su plumaje pardo,  y  la víctima del engaño fue una tenca (Mimus thenca) (foto de Francisco Lira Cuadra)

El segundo caso es el de un isópodo, un pariente lejano de los chanchitos de tierra que vive en el mar y es parásito de diversas especies de peces. Lo interesante de estos isópodos, que incluye a varias especies, es que se encuentran en la boca de los peces, alimentándose de su lengua y parte del alimento que ingiere el huésped. Estos crustáceos habitan en los mares de Chile, una especie es Ceratothoa gaudichaudii que ha parasitado algunos cultivos de salmón en el sur del país. Otra especie es Artystone trysibia, que no habita en Chile, si no en Argentina y ataca a peces de agua dulce.

Isópodo parásito aún en la boca de su hospedero (foto sacada del siguiente link: http://www.vistaalmar.es/especies-marinas/peces-extranos/3077-parasitos-lengua-peces-no-dejan-sorprender.html )


El tercer caso es el de la planta del colliguay (Colliguaja odorifera) y cuatro insectos que dependen de él para poder sobrevivir. En las inflorescencias masculinas de esta planta, las moscas Riveraella colliguayae y Promikiola rubra colocan sus huevos provocando que esta se deforme y se "infle". Adentro de esta agalla se desarrollan las larvas, a menos que la avispa Exurus colliguayae vaya y coloque sus huevos también en la agalla. En ese caso sus larvas se alimentarán de las de las moscas y la agalla se lignificará. En ocasiones esta malformación lignificada se confunde con el fruto. Por si fuera poco, la avispa parasitoide tiene a su vez un parasitoide: la avispa Torymus laetus. Si ella llega a la agalla y coloca sus huevos, se comerán a los de la primera avispa y las larvas de mosca podrán desarrollarse.

Torymus laetus (foto de Juan Pablo Salgado).

La naturaleza sigue sorprendiendo con su amplia gama de relaciones interespecíficas y sus singulares medios de subsistencia. Por último los invito a ver el capítulo 5 de la serie documentald e la BBC Un universo en miniatura, llamado Relaciones Íntimas, que trata las relaciones de parasitismo, mutualismo y simbiosis en general de los pequeños invertebrados terrestres.