En el norte de Chile se encuentra el desierto de Atacama, el más árido del mundo. Esto quiere decir que es el que posee menos precipitaciones. A consecuencia de esto es también el desierto con menor actividad biológica del mundo, es decir, con menos vida en él.
Cada tantos años ocurre el fenómeno de El Niño: llegan corrientes de aguas cálidas a las costas frente al desierto. Todo esto favorece la evaporación de las aguas superficiales y la formación de nubes, haciendo posible que llueva en el desierto.
El agua que nutre la tierra genera un milagro: el desierto se vuelve una enorme pradera florida con plantas que pueden haber llevado años dormidas. Algunas especies como las patas de guanaco (Cistanthe sp.), y las malvillas (Cristaria sp.) germinan a partir de semillas que permanecían latentes en el suelo, mientras que añañucas (Rhodophiala sp. y Phycella sp.) y huillis (Leucocoryne sp.) poseen estructuras subterráneas desde donde brotan cada vez que hay agua suficiente.
Izq: abeja nativa en flor de malvilla; Der: ácaros en flor de garra de león (Bomarea ovallei) (fotos de Bernardo Segura).
Las plantas son la base de los ecosistemas terrestres y su repentina abundancia en el desierto genera una explosión de vida animal: multitud de insectos se alimentan de las hojas, néctar y polen de las flores; las pajaritos y reptiles se alimentan de estos insectos y son a su vez presa de zorros, aves rapaces y culebras. Algunos de los mayores animales terrestres de Chile: los guanacos (Lama guanicoe), aprovechan también esta sobreoferta de vegetación y se vuelven presa del puma (Puma concolor).
Crías de ratón orejudo (Phyllotis darwini) en su nido (foto de Cristofer Canipane).
Dentro de las especies más características del desierto florido hay que mencionar a las vaquitas del desierto (Gyriosomus sp.), escarabajos endémicos de las zonas áridas de Chile desde la II hasta la V Región. Existen varias especies, todas de color negro con patrones de manchas o rayas blancas que caminan por el suelo, ya que no pueden volar, durante los eventos de floración del desierto, buscando alimento que puede ir desde animales muertos hasta materia vegetal.
Vaquitas del desierto escondidas en la hojarasca (fotod e Juan Pablo Salgado).
La garra de león es muchas veces cortada por la gente para llevársela a casa, ignorando que impide a la planta reproducirse (foto de Javier Cruz).
Fotos de Juan Pablo Salgado.
Lamentablemente el desierto florido enfrenta varias amenazas. Existe gente que asiste a este espectáculo natural y corta las flores nativas para llevarse un ramo de flores a su casa o solo para tomarse una foto, ignorando el daño que genera al impedir a esas plantas poder reproducirse: es la flor la que da el fruto con sus semillas, al cortarla se interrumpe este proceso. Además, mucha gente pasa en vehículos motorizados por los prados floridos, aplastando, cortando o hasta desenterrando las endebles hierbas. Para el desierto florido del 2017 inclusive se supo de avionetas que aterrizaron en mitad de uno de estos prados, si bien declararon haber tenido fallas técnicas que los obligaron a tal acto. Otro problema lo causan los perros vagos, asilvestrados y domésticos que la gente lleva e incluso abandona en el desierto, y que dan caza a la fauna autóctona, que no sabe como defenderse de estos predadores tan agresivos. A escasa distancia del nido de ratoncitos de la foto de más arriba se encontró una hembra muerta recientemente, con el pelaje babeado, muy seguramente atrapada y muerta por unos perros que andaban en la zona. Un predador como un zorro o un ave rapaz no habría dejado el cuerpo entero tirado.
Ratón orejudo hembra, muerta (foto de Cristofer Canipane).
En otros desiertos también hay floraciones masivas cuando llueve, pero no alcanzan a durar un mes. En el desierto de Atacama, a pesar de ser el desierto más árido del mundo la floración puede durar ¡hasta más de dos meses! Sin duda es un patrimonio que debemos proteger.