Foto de Juan Pablo Salgado
Se trata de una pequeña hierba, muy común en la zona central de Chile (presente también en otros países como Brasil y Argentina), pero que por su pequeño tamaño suele pasar desapercibida. Crece a ras de suelo en zonas abiertas del bosque esclerófilo, como los espinales, en donde el espino (Acacia caven) es el árbol dominante y tanto su follaje abierto como el distanciamiento entre árboles permiten la abundancia de flor de la perdiz*.
Como el resto de las plantas del género Oxalis, la flor de la perdiz cuenta con un bulbo que le permite sobrevivir bajo tierra los períodos de vacas flacas, que en la zona central viene a ser el verano, creciendo en invierno y primavera con las lluvias.
Posee una conspicua flor amarilla que se abre en invierno y representa en esta época una de las escasas fuentes de néctar en el bosque esclerófilo y que se encuentra disponible tanto para polinizadores nativos como para la exótica abeja de miel (Apis mellifera).
Ejemplares creciendo en torno a un excremento de zoro (Lycalopex sp.), son las hojas tiernas que parecen de trébol (foto de Juan Pablo Salgado).
Algunas variedades de flor de la perdiz son cultivadas por horticultores debido a la belleza de sus flores, con ejemplares de flores más grandes y con otros tonos de amarillo.
En Bangladesh, India, son usados extractos de esta planta para combatir la diarrea en niños, acorde a lo leído en el link que dejo a continuación. Resulta curioso que se reporte su uso en medicina tradicional en un lugar tan alejado como la India, y quizá corresponda a un error de clasificación de otros Oxalis que pueda ser nativo de allá, o bien que se haya propagado allá a través del cultivo de variedades ornamentales.
*Observación personal