"Solo se protege lo que se ama, y solo se ama lo que se conoce."
-Anónimo.
Anteriormente comenté en este blog sobre la polinización de las flores y dispersión de las semillas en las plantas con flor o angiospermas. Estas interacciones planta-animal son sumamente importantes para la vida, llegando a impulsar la creación de nuevas especies y a crear ecosistemas más ricos en especies y resilientes. Hoy en día, sin embargo, la polinización y dispersión podrían verse perturbadas por le ser humano. Seguramente muchos han escuchado del colapso de la colmenas o bien que "las abejas se están extinguiendo". Esto se refiere a una serie de problemáticas que están pasando las abejas melíferas o domésticas (
Apis mellifera) relacionados con parásitos como la
Varroa destructor, la contaminación con pesticidas neonicotinoides, y el mal manejo que se hace en ocasiones de las colmenas como es la trashumancia en busca de cultivos en flor, y quién sabe cuantos otros factores las estén afectando. Resulta lógico conocer a las abejas y su problemática: son animales domésticos y que podemos ver con relativa facilidad, además de darnos un alimento muy nutritivo como es la miel. Lo que no resulta lógico, sin embargo, es que la mayoría ignore que en Chile hay más de 450 especies de abejas nativas, que varían en tamaño, forma, color y hábitos de la abeja doméstica.
Diversidad de abejas nativas (foto de Pablo Vial).
Siendo la abeja de miel un animal doméstico necesario para la industria de frutales y apicola, es lógico pensar que se tomarán medidas para su protección pero ¿Y qué hay del resto de abejas en Chile? Pues como cabe pensar, los mismos factores que afectan a las domésticas pueden afectar a las salvajes y a ellos se les agrega la pérdida de hábitat, pues algunas requieren condiciones específicas que no pueden encontrar en el campo o las ciudades. El medioambientalista Pablo Vial, quien aporta con fotos para este blog, lleva años con la misión de fotografiar a todas las especies de abejas nativas con el fin de darlas a conocer y promover así su conservación. Parte de su trabajo puede ser visto en el siguiente blog:
Si las abejas nativas son desconocidas por sus labores imagínense las moscas. Muchas de ellas cumplen funciones de polinización en estado adulto y científicos del Instituto de Entomología de la UMCE llevan en marcha el proyectos Moscas florícolas de Chile, el cuál invita a la comunidad a colaborar subiendo fotos de moscas visitando flores indicando datos como la localidad, especie de planta, época del año, etc. Gracias a los aportes de gente común han ido generando una base de datos que no ha hecho mas que aumentar el conocimiento que se tiene sobre estos insectos y su rol como polinizadores. Uno de sus aportes mas significativos ha sido la identificación de una especie de mosca que había desaparecido para la ciencia desde hace más de 40 años:
Myopa metallica. Invitamos a los lectores del blog a unirse a su grupo en Facebook y colaborar con fotografías.
Lasia corvina, una peculiar mosca nativa que gusta de visitar flores (foto de Bernardo Segura).
Podríamos esperarnos que distinta abejas polinicen, incluso moscas pero ¿Y qué hay de las baratas? ¿O mamíferos, o reptiles? Resulta que existen en Chile baratas o cucarachas pertenecientes al Género
Moluchia que visitan flores nativas y se piensa que pueden estar implicadas en los procesos de polinización. El proyecto
Molukia, pequeños guardianes del litoral, llevado a cabo por los entomólogos Constanza Schapheer, Cristián Villagra y Alejandro Vera, se ha dedicado a estudiar las baratas molukia con el fin de revelar su posible labor polinizadora. Los dejamos invitados, nuevamente, a seguirlos en su página homónima en Facebook para que se vayan enterando de esta y otras labores que cumplen.
Por su parte los mamíferos tienen un representante polinizador en Chile, en el extremo norte: el murciélago longirostro o de nariz larga (
Platalina genovesium) poliniza flores mientras las visita en busca de néctar y su rostro se cubre de polen. Si la mayoría ignoraba que murciélagos o baratas visiten flores imagínense cuantos otros animales lo hacen y no se sabe nada sobre ellos. ¿Quien sabe si pequeños mamíferos como roedores o marsupiales visiten flores en los árboles o a ras del suelo, o si lagartijas las visitan en busca de insectos y terminan polinizando, o hasta babosas y caracoles del desierto florido? ¿Quien sabe qué otros animales ayudan en uno de los procesos más importantes de la naturaleza y que en Chile, para variar, está tan poco estudiado?
La destrucción del hábitat es una problemática importante para todos estos animales y, obviamente, para las especies vegetales que son destruidas por la acción de maquinarias en los procesos de urbanización o para dejar paso a cultivos o zonas ganaderas con herbívoros que las depredan hasta hacerlas desaparecer. Y estamos perdiendo todo ello ignorando los procesos que se dan allí.
Urge replanetear la forma como construimos las ciudades de modo que su avance protega las áreas ricas en vegetación o, incluso, deje áreas de poca vegetación sin tocar pues pueden ser refugio o zonas de cría de polinizadores. Para las zonas ya urbanizadas, podrían recuperarse espacios en desuso para la colocación de especies vegetales nativas y así como el arbolado urbano. Tenemos a lo largo de Chile multitud de especies adaptadas a los diversos climas y que pueden usarse para este fin. Eso volvería las ciudades, que tradicionalmente son zonas pobres en biodiversidad, mas amigables con estos animales a la vez que brindan nuevos territorios a la flora que fue extirpada en los procesos de urbanización. Cada uno puede aportar en sus casas plantando esta flora incluso en departamentos con flora nativa.
Diversos polinizadores en flora, todos nativos, en un jardín en Santiago (foto de Juan Pablo Salgado).
La continua alteración medioambiental por las causas mencionadas ha generado una pérdida de polinizadores, lo que ha traído en consecuencia el uso de especies exóticas para cumplir su función como es la abeja doméstica. Es decir, un servicio que antaño la naturaleza entregaba gratuitamente como es la polinización de cultivos (recordemos que papas, choclos, porotos, etc son cultivos prehispánicos) ahora debe pagarse. Mas simple aún: la degradación ambiental se traduce en el pago por servicios que antes eran gratuitos.
Abeja muy posiblemente nativa en una planta, al parecer, romero, planta introducida (foto de Pedro Va).
Recordemos que luego de la polinización las flores generan el fruto y con ello las semillas. Las semillas recurren a diversas estrategias para diseminarse: ser arrastradas por agua o viento, dejarse caer y que la pura gravedad las lleve a otros sitios o bien recurrir a algún animal para que la transporte ya sea enganchado en alguna parte de su cuerpo, enterrándolo bajo tierra o en su tracto digestivo para ser defecado junto a una porción de fertilizante. Muchos de nuestros frutos nativos son pequeños y se ven dispersados por aves. La ventaja de esto es que las aves pueden desplazarse una gran distancia y sortear incluso las agrestes ciudades, defecando las semillas en tierras lejanas propicias para estas semillas. ¿Qué pasa con aquellas semillas demasiado grandes para ser dispersadas por aves, viento, o agua? Existen ciertas especies en Chile que tienen este problema: el keule, el lúcumo chileno, belloto del norte y belloto del sur, la palma chilena, entre otras.
Der: palma chilena (Jubaea chilensis); Izq: lúcumo chileno, ambas especies con problemas al carecer de dispersor, aunque se piensa que la palma chilena pueda ser dispersada por el degú (Octodon degu) (fotos de Juan Pablo Salgado).
Muchos creen, con justa razón, que corresponden a
anacronismos evolutivos, es decir, poseen adaptaciones para interactuar con especies animales ahora extintas. Resulta que hasta hace mas o menos 10.000 años en Chile vivían especies de grandes mamíferos comos los perezosos gigantes (
Megatherium medinae y
Mylodon darwini), caballos americanos (
Hippidion sp. y
Equus sp.), macrauquenias (
Macrauchenia sp.) y gonfoterios (
Cuvieronius hyodon y
Stegomastodon platensis). Estos grandes animales pudieron haber hecho el rol de dispersores de estas semillas, del mismo modo que grandes animales como búfalos, elefantes o hippopotamos desempeñan la misma función en otros lados del mundo. La ausencia de estos animales ha dejado sin dispersores a estas plantas y como resultado su dispersión es casi nula y se han visto recluidos en su mayoría a la cordillera de la costa.
Hoy en día quedan en Chile pocos grandes mamíferos nativos: camélidos (
Lama sp. y
Vicugna sp.) y ciervos (
Hippocamelus sp.) que no son lo suficientemente grandes como para comerse entero con semilla y todo uno de los frutos que mencioné. Quizá el guanaco (
Lama guanicoe) haya sido uno de los mas importantes diseminadores de algunas semillas, considerando que antaño habitó casi todo el territorio chileno. Actualmente existe un equipo de científicos del Instituto de Ecología y Biodiversidad de Chile que ha estudiado el rol que estos animales en el espinal. Actualmente se encuentran recaudando fondos para trasladar los guanacos desde su área de estudio, con condiciones más controladas, al Santuario de la Naturaleza Cascada de las Ánimas, en el Cajón del río Maipo, Región Metropolitana, con el fin de ver sus efectos en el bosque nativo. Dejo un link respecto al proyecto a continuación:
Guanacos y llamas (Lama glama
) silvestres en la Reserva Nacional Lago Peñuelas (foto de Daniel Cuevas).
Hoy en día el cambio climático puede significar una nueva amenaza para estas y otras especies. Desde hace mas o menos 2 millones de años que la tierra ha pasado por procesos de glaciaciones intermitentes: la tierra se enfría y calienta en ciclos que duran miles de años. A medida que se pasa de glaciación a período interglaciar el clima cambia y la vegetación se desplaza paulatinamente de un lado a otro gracias a sus dispersores. Esa es la razón por la que en el norte chico pueden encontrarse remanentes de bosques similares a los del sur del país como es el bosque de niebla del Parque Nacional Fray Jorge que posee especies más propias de la selva valdiviana y que perduraron allí por la camanchaca que les provee de humedad, mientras que en los alrededores el clima se desertizó.
Sin los grandes animales, ya sea por extinguirse hace miles de años o por ser cazados casi hasta la extinción en tiempos históricos, muchas plantas podían verse en aprietos. Incluso si reintrodujeramos los grandes dispersores ¿Cómo se desplazarían en un Chile altamente intervenido? Lleno de ciudades, carreteras, poblados y zonas con depredadores foráneos como son los perros vagos y asilvestrados. Si nos vamos a replantear la forma como intervenimos el paisaje, como mencioné más arriba, debemos también considerar este proceso. Posibles soluciones son la implementación de corredores biológicos que unan poblaciones animales separadas por carreteras, además de la creación de contínuos de hábitats nativos que permitan también el intercambio genético. Otra solución, muy polémica, es erradicar los perros asilvestrados que predan la fauna nativa y en eso a mi juicio, aunque le duela a los biólogos, los grupos animalistas tienen mucho que aportar al promover continuamente la tenencia responsable, con la creación de centros de rescate de animales abandonados y promoviendo la esterilización de las mascotas. Bueno, entonces ¡A replantearnos todo con tal de conservar la polinización y dispersión de nuestras especies nativas!