Foto de Bernardo Segura.
Hace 14.000 años, en la última era glaciar, Chile era, como el resto del mundo, un paraíso para la fauna salvaje. Un lugar de cordilleras, glaciares, bosques y estepas. Un lugar en que los cóndores circunvolaban los cielos chilenos en los mismos menesteres que hoy en día: hallar comida, refugio y pareja con quien formar familia. Pero es la búsqueda de alimento, quizá, el aspecto mas llamativo en la vida de estos animales.
Hace 14.000 años los cóndores buscaban los cadáveres de animales salvajes, grandes animales como nuestros ciervos y camélidos nativos. Estos animales, que muchas veces vivían cerca de riscos o en montañas, podían caer de las cornisas y hallar la muerte. Acudían entonces los cóndores a cobrar su parte en el festín que proporcionaba el cadáver.
Pero mas frecuentemente eran ayudados por el puma (Puma concolor), habitante antaño de todo el territorio nacional, que con sigilo tendía emboscadas a los grandes ungulados nativos y, una vez saciado su apetito, dejaba los despojos al cóndor.
Hace 14.000 años, en lo que hoy es Monteverde, una especie singular se alimentó de los restos de animales cazados en manada. Cacería librada con el ingenio que caracteriza a esta especie, la nuestra. Seguramente luego de sacar toda la carne posible del cuerpo de estos animales, para llevarla de vuelta a su tribu, el ser humano primitivo dejaba gran parte del cadáver para los cóndores.
Pero para encontrar su alimento, y a diferencia de lo que podría creerse, no se guían por el olfato, si no por la vista. Los cóndores vuelan manteniendo contacto visual unos con otros y cuándo uno ha detectado un cadáver y empieza a bajar, es detectado por sus vecinos que vuelan en su dirección, y estos a su vez son vistos por cóndores mas lejanos y así hasta que todos llegan a comer. El olfato de los cóndores no es muy bueno, como el de las aves en general, y quizá esto explique por qué el águila (Geranoaetus melanoleucus) es casi el único depredador del chingue (Conepatus sp.).
¿Cómo es de potente la vista del cóndor? ¿Será que simplemente otea el terreno en busca de algún cuerpo muerto? En España el buitre leonado (Gyps fulvus), que es análogo al cóndor andino, no solo busca cadáveres en el suelo a la vez que ve a sus congéneres a la distancia. También está pendiente de otras aves de rapiña, de menor tamaño, que con su vuelo mas ágil y rápido detectan quizá mas fácilmente el alimento. Se ha descubierto que suele haber un orden, llegándo primero una especie, y luego otra y así hasta llegar los buitres. Quizá en Chile ocurra lo mismo. Quizá primero sean aves como el carancho cordillerano (Phalcoboenus sp.) o el traro (Caracara plancus) quienes le avisen involuntariamente al cóndor que la cena está servida.
¿Cómo es de potente la vista del cóndor? ¿Será que simplemente otea el terreno en busca de algún cuerpo muerto? En España el buitre leonado (Gyps fulvus), que es análogo al cóndor andino, no solo busca cadáveres en el suelo a la vez que ve a sus congéneres a la distancia. También está pendiente de otras aves de rapiña, de menor tamaño, que con su vuelo mas ágil y rápido detectan quizá mas fácilmente el alimento. Se ha descubierto que suele haber un orden, llegándo primero una especie, y luego otra y así hasta llegar los buitres. Quizá en Chile ocurra lo mismo. Quizá primero sean aves como el carancho cordillerano (Phalcoboenus sp.) o el traro (Caracara plancus) quienes le avisen involuntariamente al cóndor que la cena está servida.
Pero los cóndores no bajan de inmediato al festín. Su gran tamaño los vuelve torpes en tierra y les cuesta remontar el vuelo, por lo que solo bajarán si se han cerciorado de que sea seguro, por ejemplo, si los cazadores, sean humanos o el puma, ya se han ido. Una vez que han verificado la seguridad, bajan a tierra y se abalanzan en orden por el cadáver: la edad y el tamaño marcan la pauta de quién come primero, aunque ocasionalmente algún zorro (Lycalopex sp.) llega a perturbar el orden, suele ser espantado por el tamaño de los grandes cóndores. Primero comen los grandes machos, luego las hembras adultas y finalmente los jóvenes.
Comiendo guanaco en el sur (foto sacada del siguiente link: http://www.arkive.org/guanaco/lama-guanicoe/image-G43785.html)
Miles de años después de que el primer ser humano pisara lo que hoy es Chile, ya en el período colonial, los huasos y arrieros conocían bien al cóndor, seguramente gracias a conocimientos heredados de nuestros antepasados indígenas. Los arrieros en la cordillera lo ven en el cielo mientras guían los rebaño entre pasturas y bofedales. Lo ven también alimentándose de los restos de sus animales, cuándo los carnean en plena cordillera para comer, hacer charqui o cualquier otro plato. Bajan entonces las aves a alimentarse de lo que quede. Ya no es la carne del guanaco la que alimenta a las aves en la Región Metropolitana, si no la de vacunos , caballos y otros tipos de ganado.
Pero este conocimiento del entorno no era, ni es, infalible: existía la creencia de que el cóndor es capaz de llevarse un cabrito u oveja en sus garras para alimentarse de él. Esto no es cierto: los cóndores no poseen la fuerza suficiente para alzar un animal de ese tamaño en vuelo. De hecho apenas si pueden volar cuándo han comido.
Lo que si es cierto es que los cóndores ocasionalmente matan y devoran las crías recién nacidas del ganado, ya que aún son incapaces de pararse y correr. Quizá pierdan los indígenas del norte algunas crías de llama o vicuña en las fauces del cóndor. En Chile central los arrieros tenían una forma de eliminar al cóndor, a quien veían en ocasiones como una alimaña, precisamente por la creencia errónea de que se llevaba a los animales en vuelo. Para ello dejaban un cadáver de animal y un recipiente con agua dentro de un cerco de ramas. Al cuerpo del animal se le echaba mucha sal de modo que el cóndor al bajar y alimentarse de él, tomara luego mucha agua. El peso extra de la carne más el agua le dificultaban al ave volar de modo que debía hacer una carrera para obtener el impulso necesario para despegar, pero dentro del cerco le era imposible y quedaba atrapado. Entonces llegaba el arriero y lo mataba.
Fotos que tomé de la historieta chilena Mampato en "El cruce de los Andes".
¡No apto para gente sensible! En el video podemos ver un cóndor macho adulto comiéndose vivo un ternero.
Si bien en el extremo sur, en lugares como Torres del Paine o Tierra del fuego los cóndores siguen alimentándose como antaño, en la zona central el ser humano está abandonando el mundo rural para irse a la ciudad. Del mismo modo, cada vez son menos los arrieros que cruzan la cordillera, y menos las ocasiones para alimentar al cóndor. ¿Qué ha pasado con la ancestral relación entre el cóndor y el ser humano en lugares como Santiago y alrededores? La ciudad ha dado nuevas oportunidades al cóndor: miles de toneladas de basura llegan a vertederos, en dónde los plumíferos llegan a buscar restos de carne ¡Pero cuidado! Pueden comer accidentalmente sustancias tóxicas o indigestas como el plástico, lo que les amenaza de muerte. Ya se han rescatado cóndores por tener bolsas plásticas y otras basuras en su cuerpo.
Respecto a esto, el relleno sanitario Loma Los Colorados de la firma KDM tiene notables historias. Ubicado en Til-Til, recibe miles de toneladas de basura diariamente. Del mismo modo, recibe varios cientos de toneladas de cadáveres animales mensualmente producto de desechos de mataderos y del hipódromo, nada mal para alimentar a un ave carroñera. El problema, como ya se comentó, es que al estar mezclados entre la basura plástica y de otros tipos, los cóndores comen junto con la carne otras sustancias, lo que provocó que en 2005 desde KDM se contactaran con el SAG y trasladaran a 5 cóndores en mal estado al Zoológico Metropolitano. Esta situación se repetiría dos días después.
Soluciones para evitar esta situación han sido desde hacer sonar un cañonazo que los espante, hasta corretearlos. Incluso se instaló un comedero a algunos kilómetros del vertedero, para que los carroñeros vayan a faenar allá en vez de al vertedero, pero esto supone otro problema: los cóndores se acostumbrarán a comer en ciertos puntos limitados, perdiendo su costumbre de errar buscando cadáveres.
¿Qué les pasará a los cóndores a medida que el ser humano urbaniza más y más? No podemos permitirnos perder esta magnífica especie, que forma parte de nuestra identidad. En Santiago, el cerro Manquehue se traduce desde el mapudungun como "el lugar del cóndor". Quizá sea momento de que, desde sus alturas, vuelva a deleitarnos con su avistamiento. Quizá así mas gente tome conciencia del problema.
Foto sacada del siguiente link: http://noticiaspecuarias.bligoo.com/condores-de-la-basura#.WH9ikVPhDcs
Respecto a esto, el relleno sanitario Loma Los Colorados de la firma KDM tiene notables historias. Ubicado en Til-Til, recibe miles de toneladas de basura diariamente. Del mismo modo, recibe varios cientos de toneladas de cadáveres animales mensualmente producto de desechos de mataderos y del hipódromo, nada mal para alimentar a un ave carroñera. El problema, como ya se comentó, es que al estar mezclados entre la basura plástica y de otros tipos, los cóndores comen junto con la carne otras sustancias, lo que provocó que en 2005 desde KDM se contactaran con el SAG y trasladaran a 5 cóndores en mal estado al Zoológico Metropolitano. Esta situación se repetiría dos días después.
Soluciones para evitar esta situación han sido desde hacer sonar un cañonazo que los espante, hasta corretearlos. Incluso se instaló un comedero a algunos kilómetros del vertedero, para que los carroñeros vayan a faenar allá en vez de al vertedero, pero esto supone otro problema: los cóndores se acostumbrarán a comer en ciertos puntos limitados, perdiendo su costumbre de errar buscando cadáveres.
Cóndores en comedero, en Chile, seguramente en el comedero instalado por KMD. Fotocaptura del documental "La tierra desde el cielo", episodio "Sudamérica".
¿Qué les pasará a los cóndores a medida que el ser humano urbaniza más y más? No podemos permitirnos perder esta magnífica especie, que forma parte de nuestra identidad. En Santiago, el cerro Manquehue se traduce desde el mapudungun como "el lugar del cóndor". Quizá sea momento de que, desde sus alturas, vuelva a deleitarnos con su avistamiento. Quizá así mas gente tome conciencia del problema.
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