Lago Chungará (foto de Bernardo Segura)
En las entradas anteriores de "Los ciclos del agua dulce" les hablé del recorrido que hace el agua, desde su viaje desde las cumbres hasta el mar, y desde este, a través del cielo en forma de nubes de vuelta a la tierra en forma de lluvia o nieve. Se habló de la importancia de este ciclo para la flora y fauna nativa, al explicar la relación que tienen los seres vivos con el agua dulce, aunque excluí una especie: los seres humanos. Nuestra especie, como las demás, depende del agua dulce para sobrevivir. Debemos beber agua a diario e históricamente los poblados se han asentado principalmente en torno a fuentes de agua, ya sea lagos, ríos o en la desembocadura de estos en el mar. Pero en la actualidad el recurso hídrico está empezando a mermar, y esto traerá consecuencias no solo para la vida silvestre, si no también para nosotros mismos. Sequías, aguas contaminadas o con sedimentos, desaparición de fauna acuática, sobreconsumo de agua entre otras causas han deteriorado este recurso y esta entrada tiene por objetivo dar a conocer las causas de este problema, así como posibles soluciones y acciones que podemos, como sociedad, llevar a cabo en pos de proteger el agua que nos da vida.
Para englobar todos aquellos cuerpos de agua dulce (ríos, lagos, esteros, bofedales, etc.) existe el término humedal. ¿Qué es un humedal? La Convención Ramsar la define como "Las extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de agua, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobre o saladas, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda los seis metros". Esta amplia definición comprende entonces el litoral, salares y elementos de origen antrópico como canales, de modo que consideraremos las perturbaciones y protección de todos estos elementos. La Convención Ramsar, por su parte, se estableció en la ciudad de Ramsar, Irán en 1971 entrando en vigor en 1975, con el fin de "la conservación y el uso racional de los humedales mediante acciones locales y naciones y gracias a la cooperación internacional, como contribución al logro de un desarrollo sostenible en todo el mundo".
Alsodes tumultuosus, especie del sector de La Parva, en la cordillera de Santiago (foto de Pablo A. González Gutiérrez).
Para proteger el agua dulce debemos entonces proteger los humedales, pero ¿Cuál es su importancia? No solo el hecho de que el agua dulce está en ellos, si no que los humedales son reservorios de biodiversidad, albergando especies animales y vegetales que brindan de alimentos, medicinas y otros recursos a las comunidades humanas. Algunas especies de agua dulce, pero sobre todo peces en las costas, han sido sustento de las comunidades humanas durante miles de años, así como la recolección de diferentes algas como el huiro (Macrocystis sp.) o el cochayuyo (Durvillaea antartica), siendo este último parte importante de la dieta de las comunidades costeras. A las algas y peces se le suma la recolección de diferentes mariscos o la caza de aves silvestres como los patos, grupo de aves que en Chile cuenta con numerosas especies.
Queltehue (Vanellus chilensis), pato jergón grande (Anas georgica) y pato real (Anas sibilatrix) (foto de Pablo A. González Gutiérrez).
En el Lago Titicaca existen islas artificiales hechas por el hombre con totora (Schoenoplectus californicus) (foto sacada de www.wikipedia.org).
No solo eso: los humedales acumulan carbono, el cuál forma parte de los gases de efecto invernadero que han influido en el cambio climático global. Las plantas acuáticas captan el CO2 atmosférico para elaborar sus tejidos los que, al morir, se van acumulando bajo el agua en un proceso que ralentiza la descomposición, de modo que parte del carbono de todas las plantas de todo el humedal queda atrapado bajo el agua. Este proceso se puede ver con claridad en los pomponales del sur de Chile, que consisten en turberas de pompón o spagnum (Sphagnum sp.), un musgo nativo que crece en suelos anegados. Los musgos obtienen sus nutrientes disueltos en el agua que absorben a través de sus tejidos verdes por lo que, capa tras capa de spagnum, se va acumulando todo el carbono mientras mueren y sobre ellos crece más spagnum. Este proceso se aprecia claramente en los cortes de tierra que se hace en los pomponales para su extracción y posterior venta como sustrato para macetas.
Los bosques y vegetación de rivera, es decir, aquellos que crecen en el borde de los humedales, son capaces de encauzar el flujo del agua de modo que queda estabilizado. Algunas especies son capaces de filtrar el agua tanto de sedimentos como de compuestos tóxicos, con lo que mejoran la calidad de esta. Esto es de vital importancia para la obtención de agua potable. En México se encuentra la Ciénaga de Santa Clara, ubicada en lo que alguna vez fue la desembocadura del río Colorado. Esta ciénaga tiene un origen antrópico: el agua de desecho usada en la agricultura y cargada de compuestos tóxicos se vertía hasta el mar. Con el tiempo creció vegetación acuática que oxigenó las aguas y propició la aparición de microorganismos capaces de limpiar los compuestos tóxicos, trayendo de vuelta parte del humedal que alimentaba el río Colorado.
En la zona norte los humedales que se forman en torno a los ríos son vitales pues concentran una rica biodiversidad y vegetación mucho más abundante y desarrollada que fuera de este. En la zona central las quebradas con cursos de agua permiten la subsistencia de especies que no pueden crecer afuera como el canelo (Drimys winteri). En el sur los humedales como turberas o lagos son sustento de numerosas especies incluyendo dos especies de plantas carnívoras: Drosera uniflora y Pinguicula chilensis. Todo esto nos indica que los humedales son reservorios de biodiversidad importantes allí donde se encuentren, y que no solo influyen en las especies locales: cientos de aves migratorias alrededor del mundo viajan a través de países, incluso de continentes, desde sus sitios de invernada a sus sitios de anidamiento y viceversa. Para estas aves los humedales que forman la desembocadura de ciertos ríos son estaciones de descanso y alimentación. Intervenir estos lugares puede significar que las aves no tengan puntos de descanso, lo que significaría la muerte de muchas de ellas al no poder tener las fuerzas para viajar mayores distancias hasta la siguiente desembocadura sin intervenir.
Río Huasco, III Región (foto de Juan Pablo Salgado).
Aprovecho de dejarles este video que explica como se estabilizaron los cursos de agua en el Parque Nacional Yellowstone, en Estados Unidos, gracias a la reintroducción del lobo luego de que fuese cazado hasta la extinción en la zona.
En los últimos 10 años Chile se ha visto en una intensa sequía que, si bien para el santiaguino promedio puede no haber significado mucho, si lo es para los agricultores de gran parte del país, quienes han visto afectados sus cultivos y han tenido que tomar en cuenta la escasez de agua para sus actividades agrícolas. Es el sector agrícola, y no la minería, el rubro que consume mayor cantidad de agua en nuestro país, y esto se debe a una gran cantidad de factores que van desde las técnicas de riego utilizadas, la especie que se cultiva (o cría en el caso de animales) y la fuente de donde proviene el agua. Lamentablemente el desconocimiento del problema de la escasez de agua permite malas prácticas por parte de agricultores tales como la construcción de pozos desde donde extraer agua de los acuíferos, que son reservorios subterráneos de agua dulce, o la desviación de cursos de agua sin conocimiento del origen de estos o de su destino. Lamentable es el caso del humedal de Batuco, en la Región Metropolitana, que en el año 2012 sufrió una grave disminución en la superficie de la laguna debido a que su principal tributario, el estero Batuco, fue desviado por un propietario del sector con el fin de usar el agua para agricultura. Esta acción tan simple causó un desastre ecológico arruinando los sitios de nidificación de diferentes aves, así como la disminución del hábitat y la muerte de peces nativos con problemas de conservación.
En el norte de Chile, en la Región de Atacama, el complejo lacustre Laguna del negro Francisco y Laguna Santa Rosa se vio severamente afectado por una disminución de sus aguas que secó decenas de hectáreas del humedal. La razón: la extracción indiscriminada de agua por parte de la faena minera El Refugio, propiedad de la Compañía Minera Maricunga. El norte del país, en donde se ubica el desierto más árido del mundo, es una zona donde el agua dulce escasea y, por tanto, su correcta administración es necesaria para garantizar la preservación de su biodiversidad y la calidad de vida de la gente que allí habita. El ser humano lleva siglos habitando el desierto Atacama y su correcta gestión de este recurso fue lo que le permitió sobrevivir. Algunas especies de karachis (Orestias sp.) o caracoles del Género Heleobia viven en un solo lago en la zona norte, y un uso desmedido del agua dulce podría significar su extinción.
Si bien el desvío de cursos de agua para agricultura o minería genera una degradación de los humedales en sí misma, es posible ver que refleja un problema mayor ¿Por qué ahora es necesario realizar estas acciones? Recordemos que el agua que alimenta los humedales proviene tanto de las lluvias como del derretimiento de las nieves en las altas cumbres, y una disminución en las lluvias, ya sea en número o en volumen de agua, así como en las nevadas que alimentan las altas cumbres, incluidos sus glaciares, significaría una disminución en las aguas disponibles en la mayoría de los humedales.
Aunque no se sabe con certeza las causas de la disminución en las precipitaciones en la última década, se le atribuye al cambio climático global, el cuál ha afectado los patrones climáticos en todo el mundo. Si bien la principal causa del cambio climático parece ser el exceso de emisiones de gases de efecto invernadero, es posible que malas prácticas llevadas cabo tanto por la industria como por el común de la gente haya agravado la inestabilidad climática. Grandes superficies de bosques fueron taladas históricamente para habilitar espacios para agricultura, ganadería, para el desarrollo inmobiliario y muchas otras razones. Los bosques ayudan a ralentizar la caída de las gotas de lluvia, disminuyendo su efecto erosivo al llegar al suelo y se infiltran en la tierra que las raíces de los árboles y la materia orgánica vuelven mas poroso. Esto permite que los reservorios de agua subterráneos puedan alimentarse y, en ciertos puntos geográficos, aflorar en la superficie. No solo eso: sabemos que algunas especies de árboles emiten moléculas a la atmósfera que forman núcleos de condensación en torno a los cuales se aglomeran moléculas de agua que en gran cantidad pueden decantar en la forma de lluvia. Quizá la desaparición de extensas masas forestales significó un cese en las emisiones de moléculas que propiciaban la lluvia.
Quizá el ejemplo mas dramático de destrucción de humedales en Chile sea el caso de la laguna Tagua-Tagua, ubicada antaño en la comuna de San Vicente de Tagua Tagua, VI Región. Allí crecía abundante vegetación acuática que llegaba a formar islotes en medio de la laguna llamados chivines.
Constituía el hogar de diferentes aves acuáticas, siendo sitio de nidificación de la espátula rosada (Platalea ajaja). Actualmente esta especie aparece de forma ocasional en Chile, aunque no se tienen registros de que haya vuelto a nidificar. Otra pérdida asociada a este suceso es el desuso de la palabra cheuque, nombre con el cuál se reconocía esta especie.
La habilitación de terrenos para la agricultura fue lo que motivó la desecación de la laguna Tagua-Tagua, conllevando su destrucción. Lamentable no solo por la flora y fauna perdida, si no porque el sector es uno de los lugares más importantes en la zona central en cuanto a registros paleontológicos y arqueológicos parte de los cuales seguramente fueron destruidos al secarse la laguna.
La creación de represas hidroeléctricas es otro factor a considerar en cuanto a la destrucción de los humedales. Estas tienen como fin la generación de energía eléctrica a partir de turbinas que giran con el impulso del agua de los ríos, a groso modo. Para ello se deben intervenir el cause de los ríos con la creación de presas que acumulan agua inundando los terrenos adyacentes y que regulan el flujo de agua río abajo, lo que altera la flora y fauna que dependen del río. Quizá peor: interrumpen las rutas migratorias de peces y otros animales que no son capaces de atravesar estas construcciones. Las lampreas de agua dulce Mordacia lapicida y Geotria australis deben migrar por los ríos para reproducirse, por lo que su existencia se ve comprometida cuando estos ríos son intervenidos de esta manera tan severa.
Estos peces, como muchos otros peces nativos han visto su hábitat invadido por especies foraneas: carpas (Cyprinus carpio), chanchitos (Australocheros facetus), la rana fricana (Xenopus laevis) o la tortuga de orejas rojas (Trachemys scripta) y diferentes especies de salmones y truchas (Salmonidae) que contagian enfermedades, se alimentan de las algas y vegetales o derechamente de los peces nativos o sus huevos y crías, por lo que compiten por el alimento o son predadores. De manera anecdótica, un pescador aficionado me comentó alguna vez que para pescar tal o cuál especie de pez, cuándo se tiene a la mano se le revisa el estómago para ver que presas son sus favoritas y elegir un mejor señuelo: cuándo abrió el estómago de un enorme salmón en un humedal en el sur del país, encontró crías de pato.
Como se dijo anteriormente, las comunidades humanas a lo largo de miles de años se han establecido prioritariamente en o cerca de los humedales al necesitar de agua dulce constantemente. Esto no solo trajo consigo un consumo directo del agua, si no también un uso de los mismos como vertedero. A medida que surgieron pueblos sedentarios dedicados a la agricultura, los ríos hicieron de cañería para eliminar desechos domésticos, a la vez que sedimentos producto de la intervención antrópica del suelo y proveniente de los terrenos agrícolas, enturbió los ríos. Pueblos pequeños tuvieron un impacto equivalente e, incluso, puede que estos procesos se hayan acoplado a los naturales, pero a medida que estos crecieron la contaminación en los ríos también lo hizo, y no solo con sedimentos o desechos orgánicos, si no también con sustancias tóxicas capaces de matar la fauna acuática o capaz, en el caso de los fertilizantes agrícolas, de causar crecimientos explosivos de algas que al morir se descomponen en un proceso que agota el oxígeno en el agua.
Frente a tamaña destrucción de los humedales cabe preguntarnos ¿Qué podemos hacer al respecto? Y la respuesta, como suele ser, es: ¡demasiado! Desde acciones individuales en nuestros hogares y costumbres o acciones gubernamentales destinadas al ahorro y restauración de ecosistemas, así como la protección de los humedales y quizá mas importante: aprender a usarlos de manera racional.
A nivel individual todos podemos contribuir a reducir el consumo de agua. En localidades del Norte Chico, por ejemplo, las verduras se lavan en recipientes con agua, a diferencia de lo que se hace en lugares como Santiago, en donde se hace bajo el agua que sale de la llave, que se deja abierta. Reducir los tiempos en la ducha es otra idea que contribuye,
El uso de flora nativa propia de la zona en los jardines también es útil. Al estar aclimatadas a la zona no necesitan tanto riego como especies de otras latitudes, por lo que el agua necesaria para regarlas es menor. Otro consejo útil es dejar la hojarasca de las plantas del jardín en la tierra. Esto no solo permite la incorporación de nutrientes al suelo si no que facilita la infiltración de agua en este.
Jadav Payeng, de la India, vive en una aldea en una isla de arena entre los brazos del río Brahmaputra. La deforestación desmedida a la que se vieron sometidas las riveras del río trajo como consecuencia el arrastre de sedimentos, así como la desaparición paulatina de la isla dónde se encuentra el pueblo de Jadav con la llegada año a año del Monzón. En 1979 solicitó ayuda a la gobernación local, pidiendo árboles para reforestar el sector y frenar la erosión. Le facilitaron bambú pero Jadav, por sí mismo, empezó a plantar árboles de diferentes especies, año a año sin parar. Después de 37 años su arduo trabajo ha creado un bosque de 550 hectáreas, con grandes árboles de los que ahora incluso obtiene más semillas pues Jadev sigue plantando. Ha recuperado parte del territorio y generado un hábitat para elefantes, rinocerontes e incluso tigres: una verdadera restauración del ecosistema que fue este humedal. En Chile distintos cauces de aguas pudiesen ser reforestadas con especies ribereñas nativas que mejoren los servicios ecosistémicos.
El INFOR (Instituto Forestal) ha desarrollado desde hace más de dos décadas ensayos en la IV Región que buscan la recuperación de terrenos. Debido a la tala de bosques para abastecer de leña a la población y combustible para la minería, la capacidad de los territorios de la región para infiltrar agua disminuyó notablemente. Agravando la situación está el hecho de que muchos de los habitantes de la zona se dedican a la crianza de ganado caprino. Las cabras son herbívoros muy voraces que se alimentan de gran variedad de vegetación la cuál, además, son capaces de arrancar de raíz, con lo que no solo eliminan la cubierta vegetal, si no que impiden la regeneración del bosque nativo, erosionan el terreno y empeora el proceso de desertificación. Dentro de los ensayos realizados por INFOR para revertir esta situación se encuentran las zanjas de infiltración, que captan el agua de escorrentía, frenándola y permitiendo su infiltración, o zonas de exclusión de ganado para que la vegetación se recupere así como los limanes, que consisten en terrazas en las laderas de los cerros en las que desemboca el agua de escorrentía captada por zanjas. En los limanes se establece vegetación que aumenta la porosidad del suelo facilitando la infiltración de agua. Diferentes especies se han usado en los limanes, como la exótica Acacia saligna de crecimiento rápido, o el quebracho (Senna sp.) arbusto nativo que, si bien crece mas lento, tiene la ventaja de que su follaje no es muy apreciado por el ganado caprino.
Solemos ver a los grandes propietarios como el enemigo del medio ambiente, pero existen casos en los que una correcta sensibilización puede llevar a cooperar con ellos en pos de un desarrollo sustentable. Ese es el caso del Parque Quebrada de Macul, en Peñalolén, Santiago. Compuesto por terrenos privados, actualmente, y gracias a un comodato, es administrado por la Municipalidad como un parque natural, protegiendo no solo al ecosistema terrestre de la quebrada, que incluye bosque y matorral esclerófilo, si no también al estero Macul, hogar de anfibios, peces nativos y flora que solo crece cerca del agua. Es un parque de acceso gratuito que muchos capitalinos usan como lugar de recreación, en particular en verano cuando las altas temperaturas se hacen notar. Dentro del parque existen dos cascadas, la cascada Grande y la cascada Chica, puntos de referencia usuales entre los visitantes.
En el norte de Chile, en la Región de Atacama, el complejo lacustre Laguna del negro Francisco y Laguna Santa Rosa se vio severamente afectado por una disminución de sus aguas que secó decenas de hectáreas del humedal. La razón: la extracción indiscriminada de agua por parte de la faena minera El Refugio, propiedad de la Compañía Minera Maricunga. El norte del país, en donde se ubica el desierto más árido del mundo, es una zona donde el agua dulce escasea y, por tanto, su correcta administración es necesaria para garantizar la preservación de su biodiversidad y la calidad de vida de la gente que allí habita. El ser humano lleva siglos habitando el desierto Atacama y su correcta gestión de este recurso fue lo que le permitió sobrevivir. Algunas especies de karachis (Orestias sp.) o caracoles del Género Heleobia viven en un solo lago en la zona norte, y un uso desmedido del agua dulce podría significar su extinción.
Karachi (Orestias chungarensis) (foto sacada del http://www.arkive.org/)
Si bien el desvío de cursos de agua para agricultura o minería genera una degradación de los humedales en sí misma, es posible ver que refleja un problema mayor ¿Por qué ahora es necesario realizar estas acciones? Recordemos que el agua que alimenta los humedales proviene tanto de las lluvias como del derretimiento de las nieves en las altas cumbres, y una disminución en las lluvias, ya sea en número o en volumen de agua, así como en las nevadas que alimentan las altas cumbres, incluidos sus glaciares, significaría una disminución en las aguas disponibles en la mayoría de los humedales.
Aunque no se sabe con certeza las causas de la disminución en las precipitaciones en la última década, se le atribuye al cambio climático global, el cuál ha afectado los patrones climáticos en todo el mundo. Si bien la principal causa del cambio climático parece ser el exceso de emisiones de gases de efecto invernadero, es posible que malas prácticas llevadas cabo tanto por la industria como por el común de la gente haya agravado la inestabilidad climática. Grandes superficies de bosques fueron taladas históricamente para habilitar espacios para agricultura, ganadería, para el desarrollo inmobiliario y muchas otras razones. Los bosques ayudan a ralentizar la caída de las gotas de lluvia, disminuyendo su efecto erosivo al llegar al suelo y se infiltran en la tierra que las raíces de los árboles y la materia orgánica vuelven mas poroso. Esto permite que los reservorios de agua subterráneos puedan alimentarse y, en ciertos puntos geográficos, aflorar en la superficie. No solo eso: sabemos que algunas especies de árboles emiten moléculas a la atmósfera que forman núcleos de condensación en torno a los cuales se aglomeran moléculas de agua que en gran cantidad pueden decantar en la forma de lluvia. Quizá la desaparición de extensas masas forestales significó un cese en las emisiones de moléculas que propiciaban la lluvia.
El bosque esclerófilo es el bosque que ha perdido mayor superficie en toda Latinoamérica. Es además el bosque que frena el avance del desierto del norte del país. La relación entre eso y la disminución en la precipitaciones parece clara (foto de Juan Pablo Salgado).
Si bien mucha gente no lo sabe, originalmente las extensas plantaciones comerciales de pino y eucalipto se establecieron para cubrir terrenos que la agricultura intensiva usó y abusó hasta dejarlos medio muertos. Las plantaciones de estos árboles se vio como una solución a la erosión que sufrían estos suelos desnudos, cuya extensión era enorme, pero también trajo como resultado la sustitución ilegal de bosque nativo, es decir, su corta para habilitar terrenos para plantaciones de este tipo, que eran en ese entonces mas rentables. La basta superficie que cubren estas plantaciones ha hecho pensar a mucha gente que están relacionadas con la disminución del recurso hídrico, al no ser suficientes las lluvias para nutrirlos de agua por lo que tendrían que recurrir a la que yace en el subsuelo. De manera anecdótica he escuchado a ingenieros forestales afirmar o sugerir que las plantaciones extraen agua de las napas subterráneas, mientras que otro afirman que no es así. A continuación dejo un documento al respecto. En mi opinión, no tiene la última palabra, pero puede clarificar muchas cosas.
Quizá el ejemplo mas dramático de destrucción de humedales en Chile sea el caso de la laguna Tagua-Tagua, ubicada antaño en la comuna de San Vicente de Tagua Tagua, VI Región. Allí crecía abundante vegetación acuática que llegaba a formar islotes en medio de la laguna llamados chivines.
Constituía el hogar de diferentes aves acuáticas, siendo sitio de nidificación de la espátula rosada (Platalea ajaja). Actualmente esta especie aparece de forma ocasional en Chile, aunque no se tienen registros de que haya vuelto a nidificar. Otra pérdida asociada a este suceso es el desuso de la palabra cheuque, nombre con el cuál se reconocía esta especie.
La habilitación de terrenos para la agricultura fue lo que motivó la desecación de la laguna Tagua-Tagua, conllevando su destrucción. Lamentable no solo por la flora y fauna perdida, si no porque el sector es uno de los lugares más importantes en la zona central en cuanto a registros paleontológicos y arqueológicos parte de los cuales seguramente fueron destruidos al secarse la laguna.
Platalea ajaja antaño anidaba en Chile. Hoy solo se tienen registros ocasionales de su presencia en el país (foto sacada de www.wikipedia.org).
La creación de represas hidroeléctricas es otro factor a considerar en cuanto a la destrucción de los humedales. Estas tienen como fin la generación de energía eléctrica a partir de turbinas que giran con el impulso del agua de los ríos, a groso modo. Para ello se deben intervenir el cause de los ríos con la creación de presas que acumulan agua inundando los terrenos adyacentes y que regulan el flujo de agua río abajo, lo que altera la flora y fauna que dependen del río. Quizá peor: interrumpen las rutas migratorias de peces y otros animales que no son capaces de atravesar estas construcciones. Las lampreas de agua dulce Mordacia lapicida y Geotria australis deben migrar por los ríos para reproducirse, por lo que su existencia se ve comprometida cuando estos ríos son intervenidos de esta manera tan severa.
Estos peces, como muchos otros peces nativos han visto su hábitat invadido por especies foraneas: carpas (Cyprinus carpio), chanchitos (Australocheros facetus), la rana fricana (Xenopus laevis) o la tortuga de orejas rojas (Trachemys scripta) y diferentes especies de salmones y truchas (Salmonidae) que contagian enfermedades, se alimentan de las algas y vegetales o derechamente de los peces nativos o sus huevos y crías, por lo que compiten por el alimento o son predadores. De manera anecdótica, un pescador aficionado me comentó alguna vez que para pescar tal o cuál especie de pez, cuándo se tiene a la mano se le revisa el estómago para ver que presas son sus favoritas y elegir un mejor señuelo: cuándo abrió el estómago de un enorme salmón en un humedal en el sur del país, encontró crías de pato.
Chanchito (foto sacada de www.wikipedia.org).
Como se dijo anteriormente, las comunidades humanas a lo largo de miles de años se han establecido prioritariamente en o cerca de los humedales al necesitar de agua dulce constantemente. Esto no solo trajo consigo un consumo directo del agua, si no también un uso de los mismos como vertedero. A medida que surgieron pueblos sedentarios dedicados a la agricultura, los ríos hicieron de cañería para eliminar desechos domésticos, a la vez que sedimentos producto de la intervención antrópica del suelo y proveniente de los terrenos agrícolas, enturbió los ríos. Pueblos pequeños tuvieron un impacto equivalente e, incluso, puede que estos procesos se hayan acoplado a los naturales, pero a medida que estos crecieron la contaminación en los ríos también lo hizo, y no solo con sedimentos o desechos orgánicos, si no también con sustancias tóxicas capaces de matar la fauna acuática o capaz, en el caso de los fertilizantes agrícolas, de causar crecimientos explosivos de algas que al morir se descomponen en un proceso que agota el oxígeno en el agua.
Frente a tamaña destrucción de los humedales cabe preguntarnos ¿Qué podemos hacer al respecto? Y la respuesta, como suele ser, es: ¡demasiado! Desde acciones individuales en nuestros hogares y costumbres o acciones gubernamentales destinadas al ahorro y restauración de ecosistemas, así como la protección de los humedales y quizá mas importante: aprender a usarlos de manera racional.
A nivel individual todos podemos contribuir a reducir el consumo de agua. En localidades del Norte Chico, por ejemplo, las verduras se lavan en recipientes con agua, a diferencia de lo que se hace en lugares como Santiago, en donde se hace bajo el agua que sale de la llave, que se deja abierta. Reducir los tiempos en la ducha es otra idea que contribuye,
El uso de flora nativa propia de la zona en los jardines también es útil. Al estar aclimatadas a la zona no necesitan tanto riego como especies de otras latitudes, por lo que el agua necesaria para regarlas es menor. Otro consejo útil es dejar la hojarasca de las plantas del jardín en la tierra. Esto no solo permite la incorporación de nutrientes al suelo si no que facilita la infiltración de agua en este.
Jadav Payeng, de la India, vive en una aldea en una isla de arena entre los brazos del río Brahmaputra. La deforestación desmedida a la que se vieron sometidas las riveras del río trajo como consecuencia el arrastre de sedimentos, así como la desaparición paulatina de la isla dónde se encuentra el pueblo de Jadav con la llegada año a año del Monzón. En 1979 solicitó ayuda a la gobernación local, pidiendo árboles para reforestar el sector y frenar la erosión. Le facilitaron bambú pero Jadav, por sí mismo, empezó a plantar árboles de diferentes especies, año a año sin parar. Después de 37 años su arduo trabajo ha creado un bosque de 550 hectáreas, con grandes árboles de los que ahora incluso obtiene más semillas pues Jadev sigue plantando. Ha recuperado parte del territorio y generado un hábitat para elefantes, rinocerontes e incluso tigres: una verdadera restauración del ecosistema que fue este humedal. En Chile distintos cauces de aguas pudiesen ser reforestadas con especies ribereñas nativas que mejoren los servicios ecosistémicos.
El INFOR (Instituto Forestal) ha desarrollado desde hace más de dos décadas ensayos en la IV Región que buscan la recuperación de terrenos. Debido a la tala de bosques para abastecer de leña a la población y combustible para la minería, la capacidad de los territorios de la región para infiltrar agua disminuyó notablemente. Agravando la situación está el hecho de que muchos de los habitantes de la zona se dedican a la crianza de ganado caprino. Las cabras son herbívoros muy voraces que se alimentan de gran variedad de vegetación la cuál, además, son capaces de arrancar de raíz, con lo que no solo eliminan la cubierta vegetal, si no que impiden la regeneración del bosque nativo, erosionan el terreno y empeora el proceso de desertificación. Dentro de los ensayos realizados por INFOR para revertir esta situación se encuentran las zanjas de infiltración, que captan el agua de escorrentía, frenándola y permitiendo su infiltración, o zonas de exclusión de ganado para que la vegetación se recupere así como los limanes, que consisten en terrazas en las laderas de los cerros en las que desemboca el agua de escorrentía captada por zanjas. En los limanes se establece vegetación que aumenta la porosidad del suelo facilitando la infiltración de agua. Diferentes especies se han usado en los limanes, como la exótica Acacia saligna de crecimiento rápido, o el quebracho (Senna sp.) arbusto nativo que, si bien crece mas lento, tiene la ventaja de que su follaje no es muy apreciado por el ganado caprino.
Liman en la IV Región (foto de Juan Pablo Salgado).
Solemos ver a los grandes propietarios como el enemigo del medio ambiente, pero existen casos en los que una correcta sensibilización puede llevar a cooperar con ellos en pos de un desarrollo sustentable. Ese es el caso del Parque Quebrada de Macul, en Peñalolén, Santiago. Compuesto por terrenos privados, actualmente, y gracias a un comodato, es administrado por la Municipalidad como un parque natural, protegiendo no solo al ecosistema terrestre de la quebrada, que incluye bosque y matorral esclerófilo, si no también al estero Macul, hogar de anfibios, peces nativos y flora que solo crece cerca del agua. Es un parque de acceso gratuito que muchos capitalinos usan como lugar de recreación, en particular en verano cuando las altas temperaturas se hacen notar. Dentro del parque existen dos cascadas, la cascada Grande y la cascada Chica, puntos de referencia usuales entre los visitantes.
Esta es solo una de las tantas bellezas que se pueden ver en el humedal de Quebrada de Macul, me refiero a la Cascada Grande, por supuesto (foto de Juan Pablo Salgado).
Bosque en Fray Jorge (foto de Juan Pablo Salgado).
Ejemplos como este hay muchos en Chile: en la desembocadura del río Maipo se encuentra el Parque Humedal Río Maipo, establecido en 2002 y administrado por la Municipalidad de Santo Domingo. Al ser un punto importante de avistamiento de aves migratorias, así como el hogar de diferentes aves acuáticas residentes pasando a formar parte en 2015 de la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras, por lo que constituye un lugar muy importante para los observadores de aves, y es visitado por muchos chilenos y extranjeros, siendo una fuente de ingresos para le economía local.
Incluso desde el desastre puede el ser humano crear maravillas: en 1960 ocurrió el terremoto más intenso registrado por el hombre, cuyo epicentro fue en Valdivia. Su magnitud fue tal que el nivel el suelo bajó mas de un metro, desbordando el río Cruces e inundando parte de Valdivia, creando un humedal que hoy en día se considera Santuario de la Naturaleza y es llamado Santuario de la Naturaleza Carlos Andwandter. Hoy en día se encuentran gran variedad de aves acuáticas e incluso huillines (Lontra provocax), nutria de río chilena cada vez mas escasa. Además del Santuario, organismos no guberamentales han creado el Parque Urbano El Bosque, que cuenta con 12,5 hectáreas de humedal y bosque nativo, y es usado como sitio de aprendizaje y sensibilización para la comunidad, constituyendo uno de lo parques urbanos mas llamativos del país. A continuación dejo un link a un libro en formato PDF con parte de la flora y fauna del Parque Urbano El Bosque:
El establecimiento de sitios RAMSAR ayuda a darle peso a la protección de ciertos humedales, sobre todo aquellos puntos clave en donde las aves migratorias hacen descanso o aquellos con gran número de especies diferentes o endémicas. El humedal de Concón en la desembocadura del río Aconcagua, V Región, no destaca por la diversidad de especies de aves, si no por la cantidad que pasan por él año a año haciendo escala en sus migraciones. La gaviota de Franklin (Leucophaeus pipixcan) es una de las más abundantes. Al encontrarse en pleno sector urbano ha sido muy perturbado con microbasurales, contaminación, llenado con arena, etc. Urge su conservación y declaración como Sitio Ramsar, u otro cuerpo legal que lo proteja para permitirle a las aves migratorias tener este lugar de descanso.
La protección de ciertos humedales es necesario, pero no podemos evitar el consumo de agua. ¿Que podemos hacer para aprovecharla de manera racional? Un ejemplo ocurre en la IV Región: en pleno Norte Chico retazos de selva valdiviana de hace 10.000 años persisten en la cima de algunos cerros del Parque Nacional Bosque de Fray Jorge. La briza marina o camanchaca se condensa en las ramas de los árboles brindándoles agua. El ser humano, con su capacidad para observar e imitar lo que ve en la naturaleza, ha elaborado trampas de niebla que la condensan de forma similar para obtener agua. Este ejemplo es notable pues se aprecia claramente la capacidad del ser humano para provechar los recursos de su entorno de manera sostenida, imitando los procesos naturales para obtenerlos.
Bosque en Fray Jorge (foto de Juan Pablo Salgado).
Episodio de Atlas vivo de Chile que trata sobre los colectores de agua de la camanchaca.
Destruir los humedales, acabar con el agua dulce, solo nos amenaza de extinción. Debemos tomar conciencia: ciudadanos, agrónomos, mineros, empresarios, indígenas. Todos tenemos un papel que cumplir y acciones que tomar. Y podemos hacerlo.
muy hermoso especial para la tarea de mi hijo
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